¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una situación emocional natural ante estímulos o situaciones en la que percibimos que algo amenaza nuestra integridad ya sea física o mental.

Gracias a la ansiedad podemos reaccionar por ejemplo ante el ataque de algún animal. Es la llamada ansiedad sana.  

Situaciones como un examen, una entrevista, son situaciones inciertas y fuera de nuestra zona de confort. Es normal que estemos algo intranquilos, son situaciones pasajeras y superadas volveremos a nuestra normalidad emocional. A esto lo llamamos ansiedad funcional.

Cuando la ansiedad es un estado emocional vinculado al nerviosismo y a una constante sensación de desasosiego, miedo y preocupación generalizada y recurrente que afecta en diferentes planos de la vida cotidiana estamos hablando de ansiedad patológica.

Esta actúa como un mecanismo defectuoso que se activa en situaciones en las que no existe ningún peligro real.  En estos casos estamos ante una ansiedad desadaptativa, que nos hace sufrir o limita nuestra vida en todos los ámbitos personal, social, laboral, familiar.

El cerebro tiene una forma específica de funcionar. Cuando algo tiene especial importancia para él, produce una respuesta emocional que puede ser buena o mala, y el cerebro repite esa misma respuesta una y otra vez ante el mismo estímulo. Seguidamente envía síntomas de ansiedad, como si el peligro fuera real aunque no lo es.

Llamamos ansiedad patológica:

– Cuando los episodios repetitivos, la intensidad alta y la duración se prolonga mínimo seis meses.

– La reacción que provoca es desproporcionada para la situación en la que aparece.

– Interfiere en las distintas áreas de la persona, afectando hábitos como la alimentación, cambios en el patrón de sueño, nivel de activación demasiado alto, bloqueos inseguridades, dificultades para tomar decisiones, condicionando su vida cotidiana haciendo sufrir a la persona y generando malestar.

 

Síntomas de la ansiedad:

Cada persona puede presentar unos síntomas concretos diferentes a las de otra persona, dependiendo de su vulnerabilidad y predisposición genética, psicológica y de sus experiencias vitales.

  Síntomas físicos: mareos, sudoración, palpitaciones, taquicardia, sensación de ahogo, temblores, rigidez, debilidad muscular, insomnio, náuseas, sensación de nudo en el estómago, hormigueo, dolor de cabeza, cansancio, sequedad de boca. 

Síntomas cognitivos: preocupaciones o miedos excesivos, rumiaciones mentales, ideas obsesivas, hipervigilancia, problemas de memoria, falta de concentración, sentimientos de tensión, tristeza, pensamiento acelerado, evitación a las situaciones que nos generan ansiedad, sensación de confusión, distorsiones cognitivas. 

Síntomas conductuales: dificultades para realizar actividades cotidianas, hiperactividad motora, bloqueos, impulsividad, desmotivación, deseo de escapar de la situación, comportamientos compulsivos, consumo de sustancias para aliviar la ansiedad.

Síntomas emocionales: miedo, sensación de falta de control, angustia, inseguridad, problemas de autoestima, irascibilidad, incertidumbre, sensación de vacío y/o extrañeza.

Síntomas sociales: problemas para seguir el curso y mantenimiento de una conversación, quedarse en blanco, verborrea, temor ante los conflictos con los demás, dificultad en la valía ante sus derechos u opiniones.

 

Causa de la ansiedad: 

La mayoría de los pacientes que padecen ansiedad reconocen que su miedo es” irracional” pero no pueden evitar sentirse ansiosos.

 La explicación es que la ansiedad o el miedo son emociones que se producen en el subconsciente y no en el consciente. A nivel consciente los síntomas de ansiedad son muy molestos. A nivel subconsciente es la parte que nos garantiza la supervivencia y se activan en cuanto detectan una señal de peligro, siendo un mecanismo de protección. Por ejemplo, ante una inundación reaccionamos para salvar nuestra vida.

 La ansiedad patológica aparece cuando hay una sobre activación de forma constante y desmesurada. La ansiedad deja de ser un mecanismo de protección y pierde su valor adaptativo, es decir se activa sin necesidad.

Son muchas las situaciones que nos pueden generar ansiedad por ejemplo la competitividad en el trabajo, decepcionar a los demás, tener fracasos académicos… Por ello se debe explicar la psicoterapia que se aplica para aprender a gestionar la ansiedad y bajar el nivel de activación, dejando claro que es importante mantenerla en un nivel saludable y aprender a controlar la ansiedad para que no se desborde.

 

Factores que pueden incrementar el riesgo a padecer ansiedad:

Factores genéticos: La ansiedad tiene un componente hereditario, ya que las personas que tienen algún miembro en la familia que sufra el trastorno de ansiedad tiene un 38% más de probabilidades de padecerla.

Factores psicológicos: como el estrés, las experiencias negativas, los traumas y preocupaciones constantes incrementan la ansiedad. Las personas muy autoexigentes, perfeccionistas, con baja tolerancia a la frustración, actitudes pesimistas, personas tímidas y miedosas son más vulnerables a presentar este problema. También influyen desequilibrios químicos en el cerebro (falta de serotonina), problemas médicos, consumo de alcohol o drogas.

 

Trastornos de la ansiedad:

Algunos serían: estrés, bloqueo mental, estrés post traumático, fobias, ansiedad generalizada, miedo a padecer enfermedades (hipocondría), problemas de ansiedad por separación, miedo a hablar en público…

Las personas que sufren ansiedad tienen un 58% de probabilidades de padecer también depresión, presentando cuadros ansioso depresivo.

La ansiedad también está vinculada en algunos casos con problemas de índole sexual, ingesta excesiva de comida, alcohol, drogas… 

 

Tratamiento psicoterapéutico

Según la evaluación y el diagnóstico de cada caso se realizará un programa específico de psicoterapia aplicando las técnicas y herramientas necesarias para cada caso en concreto.

– Psicoeducaciòn: consiste en explicarle a la persona que es la ansiedad, los sistemas que operan en ella para aprender a gestionarla.

-Reestructuración cognitiva: trabajaremos en el poderoso vinculo que existe entre los pensamientos, las emociones y los comportamientos. Entrenamiento en la identificación y el cuestionamiento de los pensamientos desadaptativos que están manteniendo la ansiedad modificándolos hacia otros más adaptativos.

– Aprender a reconocer los estímulos que activan la ansiedad.

– Técnicas para la comunicación con el subconsciente para conseguir que la ansiedad solo se active cuando sea necesario y haya un peligro real. 

– Técnicas distractoras: para aprender a controlar los pensamientos adaptativos y minimizar los pensamientos automáticos negativos.

– Entrenamiento en autoinstrucciones: es guiar nuestra propia conducta indicando que y como vamos a hacer para conseguir nuestro equilibrio emocional y reducir la ansiedad mediante el modelado con el terapeuta. 

– Programa de relajación progresiva de Jacobson aprendiendo a gestionar las sensaciones corporales y la mente.

– Entrenamiento en respiración diafragmática abdominal ayudando a disminuir la tensión muscular, el ritmo cardíaco, reduciendo así la ansiedad

– Otras: resolución de problemas, gestión del tiempo, parada de pensamientos, técnicas de visualización….

 

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